Evangelio según San Mateo 13:1-8, 18-23
1
Aquel día, Jesús salió de la casa y se sentó a la orilla del lago. 2
Como mucha gente se le acercó, él se subió a una barca y se sentó, mientras que la gente se quedó en la playa. 3
Entonces por parábolas les habló de muchas cosas. Les dijo: «El sembrador salió a sembrar. 4
Al sembrar, una parte de las semillas cayó junto al camino, y vinieron las aves y se la comieron. 5
Otra parte cayó entre las piedras, donde no había mucha tierra, y pronto brotó, porque la tierra no era profunda; 6
pero en cuanto salió el sol, se quemó y se secó, porque no tenía raíz. 7
Otra parte cayó entre espinos, pero los espinos crecieron y la ahogaron. 8
Pero una parte cayó en buena tierra, y rindió una cosecha de cien, sesenta, y hasta treinta semillas por una. 18
»Escuchen ahora lo que significa la parábola del sembrador: 19
Cuando alguien oye la palabra del reino, y no la entiende, viene el maligno y le arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Ésta es la semilla sembrada junto al camino. 20
El que oye la palabra es la semilla sembrada entre las piedras, que en ese momento la recibe con gozo, 21
pero su gozo dura poco por tener poca raíz; al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, se malogra. 22
La semilla sembrada entre espinos es el que oye la palabra, pero las preocupaciones de este mundo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, por lo que ésta no llega a dar fruto. 23
Pero la semilla sembrada en buena tierra es el que oye la palabra y la entiende, y da fruto, y produce cien, sesenta, y treinta semillas por cada semilla sembrada.»