El pozo de Jacob

1 de julio, 2023 por Kimberly Orr

Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José. Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta.

— Juan 4:5-6 (RVR)

En el capítulo 4 de Juan, Jesús coloca a dos mujeres —Raquel y la mujer samaritana, separadas por más de unos 1,500 años — alrededor del pozo de Jacob en medio de un día cálido para revelar algo crucial sobre su ministerio y misión. (Ver Génesis 29 y Juan 4:1-26.) Como el nuevo Jacob y el novio verdadero de Israel (Juan 3:29), Jesús se muestra por encima de los argumentos mezquinos y contiendas familiares. Más bien, ensalza la simple humanidad de la mujer que está frente a él. Ella era alguien, como Raquel, que había esperado mucho tiempo por encontrar el amor verdadero. Pero, Jesús la vio con dignidad y amor, como alguien merecedora de entablar una conversación significativa — éstas son las buenas nuevas de Jesús y el «agua que da viva» (Juan 4:10-11, NVI).
En nuestra vida cotidiana que podamos esforzarnos, por la gracia que Jesús nos ofrece a través del Espíritu Santo, en mantener nuestra vida centrada en llevar el agua viva de dignidad y amor altruista a quienes nos rodean. El ejemplo de Jesús de elevarse por encima de las discusiones y discordias sin fin para ver y escuchar con discernimiento piadoso a las personas con las que nos encontramos es crucial «...precisamente para un momento como este...» (Ester 4:14, NVI).

— Reverenda Kimberly Orr
Editora mundial,
The Upper Room


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