
Anhelar la presencia de Dios
Como ciervo que brama por las corrientes de agua, así mi alma clama por ti, mi Más detalles
Y [Jesús] volvió al otro lado del Jordán, al lugar donde antes había estado bautizando Juan, y allí se quedó. Y muchos se acercaban a él, y decían: «A decir verdad, Juan no hizo ninguna señal; pero todo lo que dijo de éste, era verdad». Y muchos allí creyeron en él.
— Juan 10:40-42 (RVR)
En este pasaje de la Escritura, el apóstol Juan ofrece un detalle que se suele pasar por alto. Al momento de realizar el viaje final hacia Jerusalén, Juan dice que Jesús cruza el río Jordán por el lugar donde se había encontrado con Juan el bautista pocos años antes. Que Jesús haya atravesado el Jordán y cruzado hacia territorios más romanizados, en lugar de ir por lugares seguros y permanecer entre sus compatriotas judíos, concreta la misión global e intercesora del pueblo de Israel, Jesús y la iglesia. A través de la Biblia, cruzar aguas simboliza el nacimiento de algo nuevo: un nuevo pacto con el pueblo (Éxodo 14:21-25 y Josué 3), una nueva venida de Dios (Marcos 1:9-10) y ahora una misión renovada de «Ir por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura» y no solamente a quienes se parecen a nosotros, piensan y actúan como nosotros. Juan Wesley, uno de los fundadores del movimiento metodista, parafraseó este llamado con estas palabras: «El mundo es mi parroquia». Al ir entrando de lleno en el 2023, ¿tendremos la valentía santa de atravesar las profundidades del amor y la gracia de Dios, seguir a Jesús y «cruzar el Jordán»? Recordemos nuestro bautismo y renovemos nuestro compromiso con la misión global del evangelio.
— Reverenda Kimberly Orr
Editora Mundial The Upper Room