Mantener la esperanza

«Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado».

— Romanos 5:5 (RVC)

El año nuevo parece ser un momento de esperanza para la mayoría de las personas. Representa una oportunidad para un nuevo comienzo. Sin embargo, con frecuencia, la esperanza con que comenzamos el año se desvanece más rápido de lo que nos imaginamos. Después de la alegría y de la celebración de la Navidad, reanudamos las rutinas del trabajo, la vida familiar, la participación en la comunidad y la escuela. Los mismos patrones antiguos pueden llenar nuestro tiempo y agotar parte de la frescura y la esperanza de nuestro año.

Esto no quiere decir que la esperanza se desvanece por completo. La fe en Dios nos llama a vivir vidas de esperanza y a ser faros de esperanza para las demás personas. La esperanza que encontramos en Dios es duradera, algo que la esperanza por un nuevo año nunca podrá ser. La esperanza en Dios nos cimienta en el conocimiento eterno de la abundancia, la misericordia y el amor de Dios. El reto es vivir esta esperanza día a día.

En este número de la revista, los escritores nos ofrecen destellos y ejemplos de cómo encuentran y mantienen su esperanza en Dios durante los tiempos difíciles y en los más felices. Mi oración es que estas historias nos inspiren a todos a encontrar nuevas prácticas y hábitos de esperanza que nos mantengan firmes en el amor de Dios y nos ayuden a ser faros de esperanza para otras personas en el próximo año.

— Lindsay L. Gray Directora editorial, The Upper Room