Meditación durante la angustia, enfermedad o dolor


por Robert Corin Morris

LA PROMESA DE RESURRECCIÓN DE DIOS EN CRISTO es shalom: bondad activa y generosa. "Shalom te doy, no como el mundo ordinario lo da" (Juan 14:27, parafraseando). Tal bondad generosa puede fluir alrededor, a través y bajo cualquier situación.

Vivir con enfermedad, dificultad o angustia a veces puede ser tan importante como curarlo. ¡A menudo, aprender a vivir con la dificultad constituye la primera etapa de una cura! Sin embargo, como experiencia, como luz, como paz, como relajación menor en medio del dolor, como consuelo, como seguridad o como salud creciente, el shalom proviene del Espíritu mismo, la Fuente de toda bondad. Una meditación como la siguiente puede abrir carne, alma y espíritu a la gracia del Espíritu, que ya está más disponible de lo que creemos.

1. Deje que el cuerpo esté lo más cómodo posible, ya sea que esté de pie, sentado o acostado. Cierre sus ojos.

2. Pase unos minutos "siguiendo la respiración", es decir, conscientemente dirigiendo su atención a la entrada y salida de aire momento a momento a través de las fosas nasales o la boca. El simple acto de enfocarse en una sola cosa a la vez invita inmediatamente a una "respuesta de relajación" más profunda de su cuerpo, ya sea que lo sienta conscientemente o no. Si la conciencia de la respiración le pone nervioso, entonces use una breve frase de oración, como "Señor, ten piedad" o "Dios es bueno", repita afirmativamente una y otra vez.

3. Imagine que una luz suave y fuerte lo rodea, como si el aire a su alrededor fuera una nube de luz. Imagine la luz como cualquier color que desee, siempre que tenga asociaciones positivas y de apoyo. Recuerde que "Dios es Luz" y que esta luz imaginada puede ser un símbolo y un sacramento de esa realidad.

4. Lentamente, deje que la luz comience a impregnar todo su ser. Suavemente, de manera relajante, todo su ser físico y su campo de conciencia están impregnados de esta luz curativa. Incluso puede comenzar a respirarlo. Si está orando por una situación, imagine la luz que inunda esa situación y a todas las personas que la rodean.

5. Deje que la luz encuentre los lugares doloridos y necesitados permitiendo que su imaginación fluya libremente. Lo que sucede puede sorprenderle. No espere que todo dolor desaparezca. Pero deje que la Luz le acompañe por un tiempo. Déjese "marinar" en la bondad de Dios. Luego, con una respiración larga y lenta, dé las gracias por todo lo bueno que haya notado.

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Extraído de las páginas 24-25 de Wrestling with Grace: A Spirituality for the Rough Edges of Daily Life por Robert Corin Morris. Copyright © 2003 por Robert Corin Morris. Publicado por Upper Room Books. Usado con permiso.