Segunda carta de san Pablo a los Corintios 8:1-13
1
Hermanos, también queremos contarles acerca de la gracia que Dios ha derramado sobre las iglesias de Macedonia, 2
cuya generosidad se desbordó en gozo y en ricas ofrendas, a pesar de su profunda pobreza y de las grandes aflicciones por las que han estado pasando. 3
Yo soy testigo de que ellos han ofrendado con espontaneidad, y de que lo han hecho en la medida de sus posibilidades, e incluso más allá de éstas. 4
Insistentemente nos rogaron que les concediéramos el privilegio de participar en este servicio para los santos, 5
e hicieron más de lo que esperábamos, pues primeramente se entregaron al Señor, y luego a nosotros, por la voluntad de Dios. 6
Por eso le rogamos a Tito completar la obra de gracia que ya había comenzado entre ustedes. 7
Por lo tanto, ya que ustedes sobresalen en todo, es decir, en fe, en palabra, en conocimiento, en todo esmero, y en su amor por nosotros, sobresalgan también en este acto de amor. 8
No es que les esté dando órdenes, sino que quiero ponderar la sinceridad del amor de ustedes en comparación con la dedicación de otros, 9
pues ustedes ya conocen la gracia de nuestro Señor Jesucristo que, por amor a ustedes, siendo rico se hizo pobre, para que con su pobreza ustedes fueran enriquecidos. 10
Y ahora, por el bien de ustedes, les doy mi opinión sobre este asunto. Desde el año pasado, ustedes no sólo fueron los primeros en hacer algo sino que deseaban hacerlo; 11
así que ahora, dentro de sus posibilidades, lleven a cabo lo que ya estaban dispuestos a hacer. 12
Porque si hay buena disposición, lo que se da es bien recibido, según lo que uno tiene y no según lo que no tiene. 13
No digo esto para que otros tengan demasiado mientras ustedes sufren de escasez,