El santo evangelio según San Lucas 1:5-19
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En los días de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías, cuya esposa, Elisabet, era descendiente de Aarón. 6
Ambos eran íntegros delante de Dios y obedecían de manera irreprensible todos los mandamientos y ordenanzas del Señor. 7
Pero no tenían hijos, porque Elisabet era estéril y los dos eran ya muy ancianos. 8
Un día en que Zacarías oficiaba como sacerdote delante de Dios, pues le había llegado el turno a su grupo, 9
le tocó en suerte entrar en el santuario del Señor para ofrecer incienso, conforme a la costumbre del sacerdocio. 10
Mientras se quemaba el incienso, todo el pueblo estaba orando afuera. 11
En eso, un ángel del Señor se le apareció a Zacarías. Estaba parado a la derecha del altar del incienso. 12
Cuando Zacarías lo vio, se desconcertó y le sobrevino un gran temor; 13
pero el ángel le dijo: «Zacarías, no tengas miedo, porque tu oración ha sido escuchada. Tu esposa Elisabet te dará un hijo, y tú le pondrás por nombre Juan. 14
Tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento, 15
pues ante Dios será un hombre muy importante. No beberá vino ni licor, y tendrá la plenitud del Espíritu Santo desde antes de nacer. 16
Él hará que muchos de los hijos de Israel se vuelvan al Señor su Dios, 17
y lo precederá con el espíritu y el poder de Elías, para hacer que los padres se reconcilien con sus hijos, y para llevar a los desobedientes a obtener la sabiduría de los justos. Así preparará bien al pueblo para recibir al Señor.» 18
Zacarías le preguntó al ángel: «¿Y cómo voy a saber que esto será así? ¡Yo estoy ya muy viejo, y mi esposa es de edad avanzada!» 19
El ángel le respondió: «Yo soy Gabriel, y estoy en presencia de Dios. He sido enviado a hablar contigo para comunicarte estas buenas noticias.