Evangelio según San Juan 10:1-5, 22-28
1
«De cierto, de cierto les digo: El ladrón y el salteador es el que no entra por la puerta del redil de las ovejas, sino que trepa por otra parte. 2
Pero el que entra por la puerta, es el pastor de las ovejas. 3
A éste el portero le abre, y las ovejas oyen su voz; y él llama a las ovejas por su nombre, y las saca. 4
Y una vez que ha sacado a todas sus ovejas, va delante de ellas; y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. 5
Pero a un extraño no lo siguen, sino que huyen de él, porque no conocen la voz de gente extraña.» 22
Era invierno, y en Jerusalén se estaba celebrando la fiesta de la dedicación. 23
Jesús andaba en el templo, por el pórtico de Salomón. 24
Entonces los judíos lo rodearon y le dijeron: «¿Hasta cuándo vas a perturbarnos el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.» 25
Jesús les respondió: «Ya se lo he dicho, y ustedes no creen; pero las obras que yo hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí. 26
Si ustedes no creen, es porque no son de mis ovejas. 27
Las que son mis ovejas, oyen mi voz; y yo las conozco, y ellas me siguen. 28
Y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.