Sra. Mary Ellen Piland (Carolina del Norte, EE. UU.)
Él es el motivo de tu alabanza; él es tu Dios, el que hizo en tu favor las grandes y maravillosas hazañas que tú mismo presenciaste. - Deuteronomio 10:21 (NVI)
Tras el nacimiento de mi nieto, fui a la casa de mi hijo para ayudarles. Estuve tan inmersa en el cuidado de la casa y del bebé que no me daba tiempo para mi habitual tiempo de oración y lectura de la Biblia. Pero, ¡luego comprendí que había estado orando...
Puedo alabar a Dios durante todo el día, no solo durante el tiempo devocional.
por los abuelos y las abuelas
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