Sr. Domingo Ferrari (Colonia Valdense, Uruguay)
Echaron cuatro anclas al mar por la parte trasera del barco, y le pidieron a Dios que pronto amaneciera. - Hechos 27:29 (TLA)
«Levar anclas» era un término atractivo en mis lecturas de adolescencia. Relatos de viajes, aventuras, el riesgo en alta mar, impresionaban mi imaginación de ser urbano y de tierra firme. «Arrojar el ancla», por otra parte, era señal de llegada. De reposo en el puerto. Tal vez de reparar velas...
A Jesús, aun el viento y las olas le obedecen.
Por que los vientos del Espíritu impulsen las velas de nuestra disponibilidad
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