Segunda carta de san Pedro 1:3-11
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Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia. 4
Por medio de ellas nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas ustedes lleguen a ser partícipes de la naturaleza divina, puesto que han huido de la corrupción que hay en el mundo por causa de los malos deseos. 5
Por eso, ustedes deben esforzarse por añadir virtud a su fe, conocimiento a la virtud, 6
dominio propio al conocimiento; paciencia al dominio propio, piedad a la paciencia, 7
afecto fraternal a la piedad, y amor al afecto fraternal. 8
Si todo esto abunda en ustedes, serán muy útiles y productivos en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. 9
Quien no tiene todo esto es corto de vista, o ciego, y ha olvidado que sus antiguos pecados fueron limpiados. 10
Por eso, hermanos, procuren fortalecer su llamado y elección. Si hacen esto, jamás caerán. 11
De esta manera se les abrirán de par en par las puertas del reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.