Primera carta de san Pablo a los Tesalonicenses 5:1-11
1
En cuanto a los tiempos y las ocasiones, no hace falta, hermanos míos, que yo les escriba. 2
Ustedes saben perfectamente que el día del Señor llegará como ladrón en la noche. 3
De repente, cuando la gente diga: «Paz y seguridad», les sobrevendrá la destrucción, como le llegan a la mujer encinta los dolores, y no escaparán. 4
Pero ustedes, hermanos, no viven en tinieblas, como para que ese día los sorprenda como un ladrón, 5
sino que todos ustedes son hijos de la luz e hijos del día. No somos de la noche ni de la oscuridad, 6
así que no durmamos como los demás, sino mantengámonos atentos y sobrios. 7
Los que duermen, de noche duermen; los que se embriagan, de noche se embriagan; 8
pero nosotros, los que somos del día, debemos ser sobrios, ya que nos hemos revestido de la coraza de la fe y del amor, y tenemos como casco la esperanza de la salvación. 9
Dios no nos ha puesto para sufrir el castigo, sino para alcanzar la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, 10
quien murió por nosotros para que, despiertos o dormidos, vivamos unidos a él. 11
Por lo tanto, anímense y edifíquense unos a otros, como en efecto ya lo hacen.