Sra. Valerie L. Runyan
(Nuevo México, EE.UU.)
Porque nosotros somos como el olor del incienso que Cristo ofrece a Dios, y que se esparce tanto entre los que se salvan como entre los que se pierden. - 2ª a los Corintios 2:15 (DHH)
Solía trabajar en un albergue local. Algunas de mis memorias más vívidas de aquel lugar tienen que ver con los olores que experimenté allí. Antes de que llegasen los invitados, el aroma del almuerzo de ese día comenzaba a inundar el aire. Luego, cuando la gente ingresaba, saludábamos a todos,...
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