Sra. Pamela J. Caldwell
(California, EE.UU.)
El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad! - Lamentaciones 3:22-23 (NVI)
«¿Por qué?», sollozaba entre los brazos de mi esposo. Una situación de alegría se había convertido en desesperación. Tras 24 horas de parto, nuestro hijito estaba muerto.
Cincuenta años después, todavía recuerdo el frío del cuarto del hospital, la voz desesperada de la enfermera y las palabras del médico: «Lo...
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