Sra. Hisako Adachi (Kanagawa, Japón)
Ciertamente, para Dios somos el fragante aroma de Cristo, tanto en los que se salvan como en los que se pierden. - 2ª a los Corintios 2:15 (RVC)
Camino a la iglesia un domingo por la mañana, empecé a oler un aroma agradable. Levanté la vista y vi unos olivos en flor. Cada una de las florecitas despedía una suave fragancia. El aroma fragante elevó mi espíritu y agradecí a Dios por las maravillas de la creación.
Aquella...
Dios me ayudará a compartir las buenas nuevas en mi propio modo.
por los/as floristas
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