Louis S. Glanzman
(EE. UU., contemporáneo)
Para muchos de nosotros, el relato de la
ofrenda de la viuda es un pasaje bíblico conocido.
Sin embargo, personalmente me impacta la manera en
que el retrato de Glanzman de la viuda nos ubica frente a frente
con la vida de ésta. Los ojos de la viuda obligan al expectador a
mirar el mundo desde su perspectiva.
Puedo imaginar a la viuda viendo pasar la gente en la tesorería
del templo dejando caer libremente sus monedas en los
trece recipientes de ofrenda en forma de trompeta. Ella aprieta
sus dos monedas contra su cuerpo cansado. Veo en sus ojos
cálidos y de amor que se pregunta preocupada: ¿Será suficiente?
¿Acaso debería guardar una de las monedas para comprar algún
alimento o para mi próxima visita al templo? Desearía tener algo
más, pero esto es todo lo que poseo. Y en ese momento, abnegada,
entrega todo— ambas monedas.
Glanzman coloca las dos monedas abajo, cerca del marco
y casi fuera de la vista, pero cerca del corazón de la mujer. Las
moneditas de cobre eran las de menor valor en Judea. ¿Será
suficiente? Su pregunta halla respuesta en las palabras de Jesús
a sus discípulos: «En verdad les digo, que esta viuda pobre ha
echado más que todos. Porque todos aquellos ofrendaron a Dios
de lo que les sobra, pero ella puso, en su pobreza, todo lo que
tenía para su sustento» (Lucas 21:3-4, RVC). Jesús observó a esta
viuda pobre que se acercaba al templo y alabó su ofrenda.
¿Qué ocurre con nosotros? ¿Solo entregamos de lo que nos
sobra o damos así como lo hizo la viuda? Al contemplar el arte
de la portada de este número, pensemos en cómo podemos seguir
el ejemplo de la viuda.
Arte de la portada cortesía del artista. ©2002 Louis Glanzman. Copias del
arte de la portada están disponibles en louisglanzman.com