“Levanto mis ojos hacia los montes --- ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra ".
Tú, oh Creador, eres nuestra ayuda; Tú, en tiempos de oscuridad, eres el sol que ilumina nuestro camino. Durante nuestros tiempos de sed espiritual debilitante, derramas tu Espíritu sobre nosotros, como lluvias frías y vigorizantes, renovando así nuestros espíritus marchitos.
Si Dios está por nosotros, ¿quién puede estar en contra de nosotros? ¿A quién temeremos si eres para nosotros y estás en medio de nosotros? Tu mirada está constantemente sobre nosotros y tú conoces nuestras luchas y agonías incluso antes de experimentarlas.
¡Y tienes piedad de tu gente! Enséñanos a confiar plenamente en ti.
Enséñanos a ser tus fieles discípulos. Ayúdanos a crecer en la fe.
Esa fe que tal vez todavía es débil y necesita madurar en ti, hasta que tu voluntad y nuestra voluntad sean una. Oramos en el nombre de Jesucristo, que creció en gracia y en sabiduría ante ti. Amén.